miércoles, 31 de diciembre de 2008

EL MECANISMO DE LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA SEGÚN G. LONGO.

Según este autor el método científico se caracterizaría por una sistematización en fases, en las cuales se produce el conocimiento. Así pues, en la etapa inicial de toda investigación, lo que primero se produce es la observación; pues tal y como dice, citando a Darwin “El método científico consiste en recoger una serie de hechos, para obtener leyes y conclusiones más generales” (C. Darwin, Autobiografía). En este sentido se precisa de una documentación y registro de lo observado, que permita una clasificación y una cosificación de los hechos, para así poder establecer relaciones causales. Esto es lo que en un primer momento va a diferenciar al conocimiento científico, del no científico y de otras concepciones. Se podría decir que esta es la parte sólida del proceso inductivo.

Esto nos llevaría a la segunda etapa, la cual consiste en la formulación de hipótesis que expliquen el conjunto de los hechos. Lo realmente importante es que las hipótesis puedan conectar los hechos concretos con los conceptos o suposiciones de posibles relaciones causales que permitan establecer leyes. Por lo que estamos ante la parte creativa del proceso de investigación científica, tal y como Schumpeter lo explica: “precisamente los logros más poderosos de la ciencia no proceden de la observación, la experimentación, y el ordenado trabajo lógico, sino de algo que valdría la pena llamar visión y que es afín a la creación artística.” Esta fantasía y creatividad determina la capacidad de cognitiva para crear imágenes mentales intersubjetivas –en el sentido en que lo explica M. Sacristán– distintas de las observadas en la realidad.

La tercera etapa es la de la corroboración de las hipótesis planteadas mediante su correspondencia con la realidad. Por lo que se produciría una especie de síntesis entre las dos etapas anteriores, entre la solidez del proceso inductivo y la creatividad de la formulación de hipótesis, pero desde la perspectiva material de la realidad; de manera que se va a producir de nuevo una observación de los hechos de la realidad, aunque más amplia y profundamente, estableciendo cual es la verosimilitud de las hipótesis, en base a la correspondencia con lo nuevamente observado. Así pues, ya no se trata de una documentación, cosificación y clasificación de lo observado, sino de una minuciosa comparación, bajo un espíritu crítico.

Del resultado de ello, se trata en la cuarta etapa: la reformulación de las hipótesis, añadiendo las posibles modificaciones que han resultado de la comparación anterior.

De este proceso se puede inferir que teoría y práctica van necesariamente de la mano, complementándose; pero en ningún caso sustituyéndose. Y siempre en dándose en su momento correspondiente: pues es necesario primero observar para luego razonar y teorizar, y posteriormente comprobar si lo razonado es coherente respecto a lo observado. Aunque es necesario que exista una teoría previa, un conocimiento a-priori que guíe el primer momento de observación.

Dos son las consecuencias de este proceder, y de naturaleza práctica: la primera tiene que ver con el evitar el eclecticismo del estudio realizado, para lo que es necesario que antes de utilizar un conocimiento que nos guíe en la investigación, hayamos ya realizado, aun de forma embrionaria, una elaboración propia del desarrollo de la investigación; el segundo tiene que ver con el aparato conceptual, dentro de la dinámica temporal, pues muchos de los conceptos utilizados y que han sido referencia, pueden cambiar de significado, por lo que es necesario aclararlo para no dar lugar a confusiones. E incluso desarrollando un sistema conceptual propio.

Se puede concluir afirmando que: toda ciencia tiene un objeto de estudio, y de investigación concreto y determinado de la realidad; por lo que toda ciencia utiliza un determinado método de investigación, en base a ese objeto de estudio; desarrollando así su propia visión científica de la realidad, punto intermedio entre comprensión y acción. Lo que hace que, siendo el objeto una constante, el método varíe, evolucione y se enriquezca con cada etapa del desarrollo científico; un cambio acumulativo que permite un mejor acercamiento a dicho objeto, otorgando una nueva visión de la realidad.

De ello se deduce que lo importante es el método, que es lo que permite el acercamiento a la realidad. Y que de su desarrollo y evolución radica la validez de las formulaciones planteadas. Ahora bien, si tal desarrollo y evolución lo pensamos de forma lineal y acumulativa y siempre enraizada al un objeto de estudio, la ciencia y sus descubrimiento nunca evolucionarían: pues siempre corroborarían lo ya formulado sobre la realidad. Es por ello que no comparto esa perspectiva lineal-acumulativa, pues son las rupturas –en el sentido en que lo explica T. Kun– de las tradiciones y los paradigmas científicos los que hacen que la ciencia y sus contenidos evolucionen, otorgando así un mejor acercamiento a la realidad.

lunes, 29 de diciembre de 2008

INTRODUCCIÓN AL ANTIDÜRING DE ENGELS: POR MANUEN SACRISTAN.

Una concepción no es un saber o un conocimiento en el sentido de ciencia positiva; es una serie de principios que dan razón de ser a la conducta humana, y cuya confusión con el conocimiento, hace que se naturalicen particularidades sociales. Es por ello que en la naturaleza humana se pueden interpretar multitud de valores, creencias y principios implícitos, los cuales son explícitos en la cultura de la sociedad en la que los individuos viven; cultura que, por otro lado, ofrece concepciones y afirmaciones sobre la naturaleza del mundo. Esto es una relación entre teoría y práctica sobre la concepción del mundo que no explica ni es el fiel reflejo del mismo: siendo esto lo que explica el antidüring de Engels, la relación que existe entre conocimiento y concepción.

Así pues, la concepción posee un carácter conscientemente moral y religioso, que a través del razonamiento, pretende ofrecer un conocimiento real del mundo: pero desde un origen sustancialmente subjetivo. Mientras que un conocimiento positivo es formalmente intersubjetivo, por lo que toda persona con un mínimo de preparación, es capaz de entender su formulación, además de hacer predicciones verificables o falsables. Es por eso que, aun sido capaz de sintetizar concepciones con conocimientos científicos, las primeras siempre Irán por detrás de las segundas en cuanto a que no participan de la investigación positiva, y a pesar de que en muchos casos, son las que proveen de los valores que inspiran y guían las investigaciones positivas –contradiciendo así la perspectiva de G. Longo– de forma dialéctica, lo largo de su desarrollo.

La concepción marxista del mundo se sustenta en la ciencia, pero no en el resultado, sino en la producción de conocimiento mediante la investigación. Es por ello, que pretende liberar la consciencia humana mediante la liberación de la práctica de toda preconcepción en su contenido: manteniendo la forma en la que guía, pero a través del materialismo y la dialéctica: el que hacer y sus limitaciones. La realización del materialismo conlleva en la ciencia positiva un método analítico-reductivo: eliminando factores irracionales en la explicación del mundo, reduciendo analíticamente las formaciones complejas y cualitativamente determinadas, a formaciones más simples y homogéneas.

El éxito de este análisis se debe a dos elementos: pues la reducción permite penetrar más en la realidad, y realizar cuestiones y predicciones más exactas; permitiendo la formación de conceptos más adecuados para comprender el mundo que nos rodea. lo que va a permitir desarrollar generalizaciones y enunciados capaces de convertirse en leyes, pero que por otro lado, conlleva la perdida de la individualidad de las cosas –por lo que la pérdida de lo cualitativo supondría la perdida de lo que hace ser, de lo que da significado individual a las cosas–. En este sentido, la ciencia positiva ofrece elementos básicos y fiables para una comprensión racional de las cosas, no de la totalidad de lo que cada cosa es en cuanto a unidad significativa. Y esto es algo que logra salvar la dialéctica, pues recupera lo concreto con la misma sencillez con la que el materialista realiza el análisis reductivo, pero sin preconcebir las cualidades. Esta es la esencia de la concepción marxista.

QUÉ ES LA CIENCIA: LA VISION DE G. LONGO

Se han dado muchas definiciones sobre el concepto de ciencia, así por ejemplo, Shumpeter la define como cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes de perfeccionamiento. Lo malo de este tipo de definiciones es que son válidas, tal vez, en la teoría, formalmente; y que pecan de un excesivo empiricismo. Hecho que las hace correctas en determinados casos concretos.

La perspectiva de Longo también es empiricista, pero le añade un elemento teórico a-priori que es el conformado por los objetivos y los fines de descubrir las normas y leyes que gobiernan el mundo empírico: por lo que la ciencia no es un medio o un proceso únicamente, sino también un fin. Este consta de tres aspectos fundamentales: el ofrecer una explicación y descripción detallada de los hechos de la realidad; la cual debe partir del hecho en sí; siendo pues una parte de la actividad humana.

Citando a Engels, explicación y descripción van de la mano, se dan simultáneamente. Pero estas no se deben quedar en unas meras definiciones de la realidad, sino que deben mostrar la finalidad de las cosas: lo que implica la necesidad de realizar una deconstrucción y una posterior reconstrucción teórica-ideal de los hechos que se pretenden estudiar: lo que lleva a la necesidad de que se tenga que partir de los hechos en sí. De esta manera, se hace necesaria la comprensión de lo que el objeto de conocimiento es en sí y para sí; lo que lleva al autor a determinar que, la historia del conocimiento científico es la historia de cómo la humanidad ha explicado el mundo real, a través de la atribución, hipótesis y finalmente conocimiento de las relaciones causales. Esto supone una objetividad, que es la esencia del materialismo filosófico; pues concibe lo que realmente son las cosas en la realidad, independientemente de la conciencia humana. Siendo así la ciencia y la generación de conocimiento una actividad más, cuya eficacia y eficiencia, se encuentra en el materialismo como objetivo de la misma: por lo que el marxismo –el materialismo filosófico llevado hasta sus últimas consecuencias– sería el primer conocimiento científico del mundo.

Teniendo en cuanta que el fin último del conocimiento es la transformación de la naturaleza, lo que verdaderamente se convierte en el fin en sí de la ciencia, es la correspondencia respecto a la realidad. Por lo que es necesaria una buena praxis científica que, por otro lado, depende de una buena percepción y cognición, las cuales necesitan de una teoría previa que las guíe. Es por ello que matiza que senda acciones son de carácter individual, pero desarrolladas colectivamente en la praxis –que generará un conocimiento capaz de guiar posteriores conocimientos– lo que hace de todo ello, un producto social que hace que pensamiento y acción sean inseparables en la praxis.

En conclusión, cabe decir que la ciencia es un proceso de producción de conocimiento, de acumulación y de aplicación del mismo. Pero a diferencia de la visión de Longo, opino que si para producir conocimiento de un objeto hay que partir única y exclusivamente del mismo, se estaría negando parte de su existencia; pues se obviaría las relaciones y las dependencias de otros objetos con el que se pretende conocer. Interrelaciones que, por otro lado, son claves para entender su funcionalidad. Por otro lado, tal y como afirma, el conocimiento, tanto en la praxis como en la teoría, es un hecho social en sí que necesita de la cognición y la comprensión humana; y por más que se intente enfocar en un objeto concreto, nuestra comprensión y percepción no es omnipotente y siempre va a incidir en los aspectos más relevantes para cada uno, no en todos los aspectos relevantes del objeto del conocimiento. Por lo que hablar de una pura objetividad capaz de aportar un conocimiento real de las cosas, es algo relativo: por eso en la ciencia –siguiendo la línea de Popper– y sus conocimientos más que verificables son falsables y verdaderos temporalmente, hasta que algo aparece o se descubre, y que es capaz de explicar las cosas de otro modo, mejor y con una mayor extensión.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Sesión del 5-11-08

En esta sesión comentamos noticias enfocadas sobre todo hacia el empleo. En este sentido, estuvo en relación a la última sesión comentada, por lo que me parece interesante continuar con la dinámica de la anterior entrada.
Se comentó que el desempleo afectaba ante todo, a inmigrante jóvenes y mujeres; lo que no se dijo fue que, aunque el éste comenzó en el sector de la construcción, es el sector servicios el que más la sufre, ya que ahí el desempleo es mayor que el doble del que se da en la construcción. Dada la alta cifra, que ahora ronda casi los dos millones de desempleados, las medidas que entonces se dieron giraban en torno a una reducción de la carga hipotecaria de las familias, además de una ayuda al sector financiero de unos 150.000 millones de euros, si no me equivoco. Medidas que tachamos de doctrinarias y neoliberales para fomentar el consumo a corto plazo y así frenar la caída del empleo: más de lo mismo. Pues sólo fomenta un empleo a corto plazo de carácter precario, similar al anterior. Aunque después de oír lo que cierta doctora de ciencias políticas de la universidad del País Vasco dijo (que habría que flexibilizar más aun la norma de empleo) “virgencita virgencita, que me quede como estoy”.
Si la historia nos ha mostrado ya que la flexibilización de la norma social del empleo, más allá de ser una madera a la deriva que es movida por la corriente, no produce por sí desarrollo sino riqueza que tal y como viene, se va. ¿Cómo es posible que todavía se defienda? Esto muestra claramente la percepción errónea que se tiene de la situación, según la posición en la que se esté; pues si no se tiene clara la naturaleza de la fuerza de trabajo española, y por tanto la de los consumidores en potencia, ni la naturaleza de un tejido empresarial precario en innovación tecnológica, comercial y laboral, desde la perspectiva de lo político se es entonces un tuerto. Éste es el rey de los ciegos, y como la inmensa mayoría de la ciudadanía se encuentra en esa situación, debido a que está mal formada e informada, al final pasa lo que pasa.
Observando la inmensa cantidad de cursos de formación continua que existen en el INEM (www.inem.es), y la cantidad de oferta formativa que hay en el mercado y la enseñanza pública ¿cómo es posible que los empresarios no hayan innovado a través de sus empleados, reduciendo así costes de su producción? Debe haber una incoherencia tremenda cuando se invierte tantos recursos en capital humano y en conocimiento, y luego resulta que o no es útil, o no se utiliza correctamente.

Sesión del 29-10-08

Más vale tarde que nunca. Espero que pueda reparar el problema del retraso en la actualización del blog, añadiendo ideas más interesantes que las que tenía para cuando debía haber escrito esto.
En aquella sesión no comentamos muchas noticias, por lo que hablamos del tejido empresarial español en su lugar. Y ateniéndome a los datos del desempleo que aparecieron antes de ayer en los principales medios de comunicación, creo que la cuestión encaja como un guante. Pues si haciendo un pequeño esfuerzo de abstracción, pensamos al mercado de empleo –teniendo en cuenta la consideración de que para el sistema actual, la fuerza de trabajo es un producto más, en los términos que tanto Sweezy como C. Offe y otros autores detallan; y por lo tanto, un error de categorización el cual genera una estructura de desigualdad entre los diferentes actores de las relaciones laborales (trabajadores, estado y empresarios).– como un lugar donde diferentes individuos interactúan, entonces, la concepción que cada actor tiene sobre sí mismo y su función y posición respecto al conjunto, además de la concepción que tienen sobre la posición y función del resto de actores del conjunto respecto así mismos y el sistema – una concepción de doble hermenéutica.– es fundamental para entender los procesos críticos y de destrucción de empleo como el actual. Pues nos permite ver con mayor claridad cual es la raíz del problema: una total falta de comunicación y de comprehensión.
La pregunta que cabe hacerse es ¿por qué se están destruyendo tantos puestos de empleo y por qué no se es capaz de invertir tal situación, o al menos frenarla? La respuesta es sencilla: porque en el momento de auge económico que se vivió a partir del 96, el estado aplicó medidas de creación de empleo precario, en consecuencia o en relación a la dinámica y filosofía empresarial española. Esta filosofía se caracteriza por estar orientada exclusivamente al consumo, o a la producción; pues es más fácil y lucrativo a corto plazo, vender un producto que crearlo –por eso somos un país eminentemente importador–. Por lo que los empleos que se crearon entonces, estaban en la línea del sector servicios, de la venta de servicios, y de la construcción; no de la creación de una base tecnológica, creativa y de conocimiento que pudiese soportar las demandas de ese mercado. Esto lleva a inferir que, en momentos donde no hay dinero para que las empresas aumenten su producción y su competitividad en el mercado, debido a una crisis financiera previa –y teniendo en cuenta que nuestra economía es principalmente financiera y bancaria, pues los bancos tienen en origen y actualmente más presencia nacional e internacional que la industria o la tecnología.– entonces la única vía de reducción de costes en la producción, se encuentra en el despido de mano de obra. Así pues, si ni se vende ni se compra, no se produce y se despiden trabajadores: por lo que se compra o se vende menos todavía, y entonces se acude al estado como un niño en llanto quejándose de que uno más fuerte le ha quitado la merienda.
Cabe decir que, si en 1996 en lugar de haber flexibilizado la norma social de empleo, a favor de las demandas empresariales –sobre todo teniendo en cuenta que comenzaba un ciclo económico ascendente que venía del año anterior en Europa.– se hubiese optado por mejorar, flexibilizar y desarrollar tecnológicamente la base y el tejido empresarial, a día de hoy tendríamos más recursos para afrontar la situación, y no se destruiría tanto empleo. Pero claro, era más fácil aprovechar políticamente la situación –como hizo el siguiente gobierno en este año de elecciones, cuando en lugar de avisar que se acercaba este periodo de crisis, se dedicó a afirmar que las últimas tendencias de crecimiento eran consecuencia de sus políticas.– y colgarse la medalla de la creación de empleo mediante medidas que, dentro de su incoherencia, siempre beneficiaban en ese lance de crecimiento a las empresas: pues encajaba con su filosofía.