lunes, 29 de diciembre de 2008

INTRODUCCIÓN AL ANTIDÜRING DE ENGELS: POR MANUEN SACRISTAN.

Una concepción no es un saber o un conocimiento en el sentido de ciencia positiva; es una serie de principios que dan razón de ser a la conducta humana, y cuya confusión con el conocimiento, hace que se naturalicen particularidades sociales. Es por ello que en la naturaleza humana se pueden interpretar multitud de valores, creencias y principios implícitos, los cuales son explícitos en la cultura de la sociedad en la que los individuos viven; cultura que, por otro lado, ofrece concepciones y afirmaciones sobre la naturaleza del mundo. Esto es una relación entre teoría y práctica sobre la concepción del mundo que no explica ni es el fiel reflejo del mismo: siendo esto lo que explica el antidüring de Engels, la relación que existe entre conocimiento y concepción.

Así pues, la concepción posee un carácter conscientemente moral y religioso, que a través del razonamiento, pretende ofrecer un conocimiento real del mundo: pero desde un origen sustancialmente subjetivo. Mientras que un conocimiento positivo es formalmente intersubjetivo, por lo que toda persona con un mínimo de preparación, es capaz de entender su formulación, además de hacer predicciones verificables o falsables. Es por eso que, aun sido capaz de sintetizar concepciones con conocimientos científicos, las primeras siempre Irán por detrás de las segundas en cuanto a que no participan de la investigación positiva, y a pesar de que en muchos casos, son las que proveen de los valores que inspiran y guían las investigaciones positivas –contradiciendo así la perspectiva de G. Longo– de forma dialéctica, lo largo de su desarrollo.

La concepción marxista del mundo se sustenta en la ciencia, pero no en el resultado, sino en la producción de conocimiento mediante la investigación. Es por ello, que pretende liberar la consciencia humana mediante la liberación de la práctica de toda preconcepción en su contenido: manteniendo la forma en la que guía, pero a través del materialismo y la dialéctica: el que hacer y sus limitaciones. La realización del materialismo conlleva en la ciencia positiva un método analítico-reductivo: eliminando factores irracionales en la explicación del mundo, reduciendo analíticamente las formaciones complejas y cualitativamente determinadas, a formaciones más simples y homogéneas.

El éxito de este análisis se debe a dos elementos: pues la reducción permite penetrar más en la realidad, y realizar cuestiones y predicciones más exactas; permitiendo la formación de conceptos más adecuados para comprender el mundo que nos rodea. lo que va a permitir desarrollar generalizaciones y enunciados capaces de convertirse en leyes, pero que por otro lado, conlleva la perdida de la individualidad de las cosas –por lo que la pérdida de lo cualitativo supondría la perdida de lo que hace ser, de lo que da significado individual a las cosas–. En este sentido, la ciencia positiva ofrece elementos básicos y fiables para una comprensión racional de las cosas, no de la totalidad de lo que cada cosa es en cuanto a unidad significativa. Y esto es algo que logra salvar la dialéctica, pues recupera lo concreto con la misma sencillez con la que el materialista realiza el análisis reductivo, pero sin preconcebir las cualidades. Esta es la esencia de la concepción marxista.

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